Sonetos Agradecidos (I)
Tu me enseñaste a sonreir confiada
y a ver el lado amable de las cosas
pusiste en mi senda las primeras rosas
borrando cicatrices del pasado.
Tu me trajiste el amor ansiado
entre tus frescas manos milagrosas,
ellas fueron las manos piadosas
y las solas que me han acariciado.
Guardaré tu recuerdo sempiterno
siguiendote feliz hasta el averno,
y murmurando, "gracias" en tu oido.
Y alli donde tu pié ponga tu paso
como una flor de suave raso
estará mi corazón agradecido.
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